2006-02-14

Bitácora de la Yaya


Bitácora del Taller de la Yaya, Octubre (está manchado de salsa de tomate verde)

-Wenas, señores, pos aquí pa'l que ya haya venido por estos lares, pos ya sabe de qué lado masca la iguana, y el que no, pos no.

Así los bienvine de nuevo al Taller de la Yaya, que después de una atasquiza de mole con pollo de la cuál acabé en el Hospital Civil... hasta ahorita estamos regresando a poner de nuevo la Fonda Doña Yaya a jalar.

También ya pusimos otra vez a la talacha al Wasontle, que se la había pasado de webón todos estos años. Ya ven cómo son los pinches estos que se creen quesque poetas y archienemigos del Batman y nomás se la pasan que viendo la luna, que pensando en viajes, quesque pensando en viejas, quesque "cómo le voy a hacer para partirle su madre" y una acá en la chinga, hasta que se nos acabó el varo que teníamos guardado para nuestro viaje a El Salto de Juanacatlán y luego pos nada, que le digo al wey que había que volver a la onda del Taller de Poesía, porque, eso sí, la cosa esta del nabo cuando hablamos de la cenaduría, así que para atraer poetas pos icluímos la traga, porque eso sí, pobres pobres, pero con harta hambre, los cabrones.

-Oiga doña Yeya, ¿cuál es el orden poético de las palabras?

-Yaya, pendejo... No, m'ijo, no me diga de palabrotas feas usté, que qué se está creyendo. Ire, mejor le traigo unas enchiladas suizas y le traigo un poema de Sabines pa'que se eduque.

-Oiga, doña, pero a mí me dijeron que está bien chafa el Sabines ese.

-Mira, muchachito cabrón, no sé quién te anda diciendo de cosas, y te está enseñando a decir malas palabras...

-Es que soy de Letras.

-Ah, pos con razón. Mira, saltamontes querido, ¿ya te terminastes tus enchiladas?, ¿quieres un pozolito?, llégale al tepache, bombón. La onda es que mi Sabinitos era bien cursi, pues, pero tenía un corazonzote, quién no se acuerda de "Los amorosos" o de la Tía Chofi, a ver...

-Pero yo nunca lo he leído...

Yo tampoco, chaval, pero dicen que es bien acá...

Iba llegando entonces el Molkas, poeta de camión -lo encuentran todos los días en las rutas que van al centro (52, 52 A, 52 B, 54, 231, 231 A, 275 Diagonal, 275 D, 275 A y B) , su olor es más representativo de él que su poesía-, saludó a la banda y empezó a recitar un poema al aire.

-Atentos pasajeros que en el autobús van
quisiera mostrarles mi affaire con el cancán
niños niñas de carriola y desván
señora señor, ándele, que no le vendo mazapán

Un hermoso poema, le vengo yo a sembrar...

-A mí no me siembras ni madres, pendejo. ¿Qué te estás creyendo?

-No doña, aguante, el poema este lo hice cuando cantaba en el camión, iban un par de muchachitos, niños ellos y la neta me dieron ganas de regalarles un poema bien chido...

-¡¿Cuál pinche chido?! Chidos los tamales,¿ya los probastes? ándale, sírvete unos...

-Chido, doña, la neta es que no había comido...

Les pasamos a los chicos unos números atrasados del Sensacional de Traileros para que hicieran su tarea en casa, pero antes, leímos un poco ahí, pero los weyes yo creo que no habían tragado en días, no me hacían caso hasta que decidí mandarlos a todos a escobasos a sus casas, si tenían (aquí hay una mancha inmisericorde de mole y un trozo de tortilla)...

El pinche Wasontle nunca se apareció el méndigo, a ver si para la otra...

La Yaya.